DESPUÉS DE MÁS DE VEINTE AÑOS TRATANDO CON EMPRESARIOS DE TODO TIPO, TODAVÍA SIGO SORPRENDIÉNDOME CUÁNDO AL ABORDAR ASPECTOS CLAVE DE UN NEGOCIO Y QUE REQUIREN DE UNA ATENCIÓN URGENTE, ME CONTESTAN UNA FRASE QUE SE REPITE UNA Y OTRA VEZ … ES QUE NO TENGO TIEMPO.
Logramos todo lo que hacemos por medio de la delegación: en el tiempo o en otras personas. Si delegamos en el tiempo, pensamos en términos de eficiencia. Si delegamos en otras personas, pensamos en términos de productividad.
Son muchos los que se niegan a delegar en otras personas porque les parece que ello consume demasiado tiempo y esfuerzo, y que ellos mismos pueden realizar mejor la tarea. Pero delegar en otros con efectividad es tal vez la actividad que por sí sola potencia más nuestra fuerza.
Transferir la responsabilidad a personas aptas y adiestradas nos permite dedicar nuestras energías a otras actividades importantes. La delegación significa desarrollo, tanto para los individuos como para las organizaciones.
Como la delegación involucra a otras personas, podríamos pensar en una «victoria del equipo». Pero si nos centramos en los principios de la administración personal, y, que la capacidad para delegar en otros constituye la principal diferencia entre el papel de administrador y el de productor independiente, enfocaremos la delegación desde el punto de vista de las aptitudes para la administración personal. Un productor hace lo necesario para lograr los resultados deseados, para conseguir los huevos de oro. Una madre que está lavando los platos, un arquitecto que dibuja planos o una secretaria que mecanografía a gran velocidad, todos ellos corresponden al papel de productores.
Pero cuando una persona se establece y trabaja con personas y sistemas, y, a través de ellos, para producir los huevos de oro, esa persona pasa a ser un administrador en el sentido interdependiente. La madre que delega en un hijo la limpieza de los platos es una administradora. Un arquitecto que encabeza un equipo de otros arquitectos es un administrador. Un veterinario que supervisa a otros veterinarios y al personal auxiliar de una clínica veterinaria es un administrador.
Un veterinario invierte una hora de esfuerzo y produce una unidad de resultados, supongamos que sin pérdida de eficiencia.
Un veterinario administrador, por otra parte, puede invertir una hora de esfuerzo y producir diez, quince o cien unidades por medio de la delegación efectiva.
La palabra clave es la administración efectiva, que consiste sencillamente en cambiar el punto de apoyo de la palanca del negocio con la delegación. No lo hagas y lo importante pasará irremediablemente a ser urgente.