Hace apenas tres décadas la tecnología que se producía llegaba primero a las empresas y luego a los consumidores, mientras que ahora los consumidores disponen de más tecnología que la mayoría de las empresas. Otra certeza es que los cambios y mejoras que se realizan hoy en las empresas mañana serán únicamente una necesidad básica para el consumidor.
¿Cómo afrontar esta situación en nuestra clínica veterinaria?
Como gerente veterinario no te lo pienses más, es momento de trabajar en dos direcciones paralelas pero sin que la una pise a la otra. La primera continuista, deberá consolidar nuestro mercado tradicional, mejorando lo que estamos haciendo actualmente y que aún nos dará de comer durante algún tiempo (innovación incremental), y, la segunda, tendrá como objetivo dibujar escenarios innovadores basados en la tecnología para asegurarnos nuestra continuidad futura (innovación disruptiva).
¿Cómo y quiénes deben acometer estos trabajos?
Nuestra clínica veterinaria necesitará dos perfiles de personas totalmente diferentes, algo que hay que explicar con más detalle. En las clínicas veterinarias españolas disponemos de verdaderos profesionales especialistas, quienes tienen mucho que aportar en los procesos de mejora continua del negocio actual (innovación incremental), pero desgraciadamente cuánto más especialista se es de un tema, menos innovador se es, y, muy pocos de éstos serán capaces de poner en jaque los productos y servicios que actualmente alimentan sus negocios.
Lo que ya es un hecho es que las clínicas veterinarias van a necesitar especialistas distintos para un modelo de negocio distinto, considerando además que, este nuevo modelo a medida que avance en el tiempo irá devaluando rápidamente los beneficios del modelo anterior (innovación disruptiva).
El miedo, los riesgos y su efecto paralizante
Para tranquilizar a cualquier gerente que este leyéndonos, diremos que bajo ningún concepto pretendemos eliminar el modelo actual y poner en riesgo el negocio, todo lo contrario, hay que preservarlo durante el tiempo que sea posible hacerlo. Pero lo que si queremos trasladar al conjunto de gerentes de clínicas y hospitales veterinarios es que tienen que ponerse a trabajar en paralelo para definir otro modelo de negocio distinto al actual, y, que necesariamente ponga en tela de juicio los productos y servicios, así como los clientes que actualmente forman parte de su actividad.
Nuestra experiencia de estos tres últimos años en este sector nos dice que esto genera un gran conflicto entre los veterinarios, y, como si de un sistema inmunitario se tratase, es causa de rechazo, y, parece que solo se quiere oír hablar de aquello que proporciona más negocio en el modelo actual tradicional de la clínica.
Nunca debemos entender esta dualidad como una lucha entre ambos modelos de negocio, sino todo lo contrario, aunque es importante destacar que la manera con la que innovamos hoy a buen seguro no nos garantiza nuestra innovación futura.
Muchas clínicas veterinarias están hoy como están principalmente por las decisiones que no se tomaron hace cuatro o cinco años. Tomar decisiones supone correr riesgos, por supuesto, pero también nos garantiza el aprendizaje necesario. Pensemos que uno de los mayores riesgos que debemos considerar es que aquellas decisiones que no tomemos alguien las tomará por nosotros.